Máscara, alma, alada


Yukio Blake es un alter ego literario, un Doppelgänger, una imagen en un espejo cóncavo, un manifiesto filosófico-literario, una forma de entender el mundo y una máscara a plena luz, grabada con los pecados confesables de un alma en tránsito hacia el Hades. 

Yukio Blake es un observador del vórtice creativo; armado con un cazamariposas, pugna fructuosamente por atrapar pedazos de notas musicales a contraluz, píxeles revividos por artes de nigromancia y tejidos ígneos que desprenden cenizas de caramelo. 

Los extremos de oriente y de occidente se cruzan en un dios pandémico que eructa emociones sin rostro. En toda ocasión, me serviré las cabezas en frío de otros monstruos: también la tuya. Entona las últimas palabras melodiosas de otro espectro que emergió lentamente para desvanecer en un segundo la llama de esa vela. 

Me miro a un espejo y veo un caleidoscopio en derretimiento que susurra obscenidades. Propias de mí; absurdos de ti. Obra de todos. 

Yukio Blake reza al dios japonés revestido de negra estola. Su humildad es infinita en acto y en potencia. Llora pensando en el acto malvado; se enjuga las lágrimas en el licor amargo de lo que no pudo ser y fue. 

Él la ama en su recuerdo. Crece con tus pasiones; se revuelca en el barro de miel que brotó de la simiente de ninguna parte. 

Ojos de espina; alma de hiel. Te quiero en lo profundo de tu superficie. 


EN

Yukio Blake is a literary alter ego, a Doppelgänger, an image in a concave mirror, a philosophical-literary manifesto, a way of understanding the world, and a mask worn in full daylight, engraved with the confessable sins of a soul in transit toward Hades.

Yukio Blake is an observer of the creative vortex; armed with a butterfly net, he strives fruitfully to catch fragments of backlit musical notes, pixels revived by necromantic arts, and fiery fabrics shedding caramel ashes.

The far ends of East and West cross paths in a pandemic god who belches faceless emotions. On every occasion, I shall serve the cold heads of other monsters: yours too. Recite the final melodious words of another specter who slowly emerged only to extinguish the candle’s flame in a second.

I look into a mirror and see a melting kaleidoscope whispering obscenities. My own. Your absurdities. Everyone’s work.

Yukio Blake prays to the Japanese god clad in a black stole. His humility is infinite in act and in potency. He weeps thinking of the wicked deed; he wipes his tears with the bitter liquor of what could not be and was.

He loves her in memory. He grows with your passions; wallows in the honeyed mud that sprang from the seed of nowhere.

Eyes of thorns; soul of bile. I want you in the depths of your surface.


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